lunes, 28 de septiembre de 2015

"El hombre que ríe", J.D. Salinger

"El hombre que ríe", J.D. Salinger

Este cuento de J.D Salinger, es una historia sobre otra historia. Comienza relatando un niño o a quien pensamos es aún un niño, este comienza relatando su infancia, nos cuenta que formaba parte del club de los comanches con otros 24 niños, y que siempre a la salida del colegio, a las 3pm en punto su jefe los recogía y se iban  en su minibús al central park a jugar según la temporada al futbol, rugby o béisbol. Este jefe que nos va describiendo era una figura de autoridad y profundo respeto, al que amaban y en quien  confiaban más que en nadie. Ese jefe se llamaba John Gedsudski, y era un joven tímido de 22 años, estudiante de derecho d la universidad de Nueva York. Todas las tardes cuando ya iban de regreso a casa, el jefe sentado en su minibús con todos los comanches expectantes peleando por sentarse cerca del jefe, comenzaba a contarles la historia del hombre que ríe, esa historia era perfecta para un comanche. El jefe les relataba la historia de un desdichado, hijo único de un matrimonio adinerado, a quien en su infancia habían secuestrado pidiendo un suculento rescate por él, pero sus padres se negaron a pagarlo, por sus convicciones religiosas. En castigo por la falta de los padres estos secuestradores que eran bandidos chinos decidieron desfigurar al niño, colocando su cabeza en una morsa de carpintero, la victima de este brutal ataque fue creciendo con una cara desfigurada, en vez de boca poseía una enorme cavidad ovalada, en vez de nariz tenía dos fosas nasales obstruidas por la carne y tenía una cabeza pelada en forma de garbanzo. En consecuencia el hombre que ríe era espantoso, su aspecto era horrible, los bandidos chinos le permitieron quedarse con ellos a cambio que utilizase una máscara roja hecha de pétalos de amapola. El hombre que ríe era un ser puro con una inocencia desbordante y solitario, él se dirigía todas las mañanas al bosque cerca del escondite de los bandidos, donde se hizo amigo de un gran número de animales entre los que se encontraban, perros, ratones, águilas, leones, lobos, entre otros, y con los cuales podía hablar, los animales no lo consideraban feo. El hombre que ríe, era muy inteligente, con tan solo ver a los bandidos que lo adoptaron fue aprendiendo y mejorando el sistema delictual de estos, comenzó a trabajar por su cuenta, siendo protagonista de grandes hazañas. Los bandidos al enterarse de esto se pudieron celosos del hombre que ríe e intentaron matarlo, el hombre que ríe salió ileso pero este acontecimiento lo hizo encerrar a toda la pandilla en un mausoleo. Muy pronto el hombre que ríe fue capaz de acumular una gran fortuna y con esto además aumentaban sus enemigos uno nuevo a la lista eran los Dufarge que lo único que querían era que el hombre que ríe muriera. Con la gran fortuna que acumulo el hombre que ríe ayudaba  a los monjes y el resto lo enterraba bajos las aguas del mar negro, sus necesidades eran muy pocas, tan solo comía arroz y sangre de águila. Con él vivían cuatro compañeros que le eran fieles y quienes sentían una profunda admiración y amor por el hombre que ríe, ellos eran Ala Negra el lobo, un enano llamado Omba, un gigante llamado Hong y una chica eurasiática. Ninguno de sus subordinados conocía su rostro. Volviendo a la historia del jefe y los comanches, una tarde algo extraño apareció en el ómnibus, encima del espejo retrovisor  del jefe y era una foto de una chica, la cual no pasó inadvertida para los comanches, ellos le preguntaron al jefe de quien se trataba, el jefe se limitó a decir que era Mary Hudson. Al tiempo después los comanches lograron conocer a esta mujer, el jefe una tarde se desvio del camino habitual a la cancha de béisbol y fue a esperar a Mary, ella entro al ómnibus dejando a todos los comanches impactados y sin emitir ningún sonido. Mary se hizo habitual y logro un lugar entre los comanches, ella comenzó a jugar béisbol con ellos durante un mes más o menos.

El jefe un día como cualquier otro iba con los comanches hacia la cancha de béisbol y se desvió como siempre para esperar supuestamente a Mary, mientras esperaban en el ómnibus comenzó a relatar otro capítulo del hombre que ríe. Esta vez el mejor amigo del hombre que ríe, Ala Negra cayó en una trampa hecha por los Dufarge, ellos le ofrecieron la libertad de Ala Negra a cambio de que él se volviese su prisionero, el hombre que ríe al amar tanto a su amigo acepto. Los Dufarge mintieron haciendo caer al hombre que ríe en una trampa, puesto que no tenían ni la menor intención en dejar libre a Ala Negra, atando a otro lobo en su lugar, el hombre que ríe al poder comunicarse con los animales hablo con este lobo y corroboro que no era su Ala Negra, invadido por la ira se quitó su máscara y enfrento a los Dufarge, ellos no podían ni siquiera mirarlo por el espanto de su rostro, allí termina el capítulo, el jefe parte en dirección a la cancha, todos los comanches quedaron inquietos y consternados ya que esta vez Mary no apareció. Ya en la cancha se pudo vislumbrar la silueta de Mary el jefe parte rápidamente a su encuentro pero no obtuvo buenos resultados, pelearon y Mary se fue, el jefe volvió donde los comanches con una expresión de profundo dolor. Ya en el ómnibus y después de su despedida dolorosa con Mary el jefe comienza a relatar el final del capítulo que había comenzado del hombre que ríe, en esta oportunidad él fue alcanzado por cuatro balas de los Dufarge, alegres y encantados por su hazaña padre e hija se acercaron al hombre que ríe para admirar su obra pero este los sorprendió, sacando fuerzas de lo más profundo de su ser regurgitó las balas lanzando una terrible y espantosa carcajada, esto provoco que los corazones de lo Dufarge estallaran y murieran en los pies del hombre que ríe. Si bien ellos murieron el hombre que ríe seguía gravemente herido atado al árbol, con las pocas fuerzas que le quedaban pidió ayuda a los animales del bosque para que llamasen a Omba, el viaje fue largo Omba llego donde su amigo pero ya era muy tarde, no pudo ni siquiera tomar un sorbo de su sangre de águila, tan solo llamaba a Ala Negra, Omba le revelo que los Dufarge lo habían matado, el hombre que ríe suspiró desgarradoramente quitándose la máscara con sus últimas fuerzas, este fue el final para el hombre que ríe. Allí termino la historia, ninguno de los comanches se atrevió hablar.  
Pienso que este cuento se llama el hombre que ríe haciendo alusión a todas las dificultades que tuvo que pasar este hombre, le deformaron la cara, sus padres no quisieron pagar su rescate, tuvo enemigos que lo querían asesinar, especialmente los Dufarge, pero a pesar de todo aquello él nunca perdió su humanidad, siempre fue persona inclusive mejor que nosotros, se levanto y renació de cosas horribles, nunca perdió su capacidad de reír, de reírse de sus enemigos, de reírse de situaciones, nos demuestra que el reír es el remedio de las pesadillas y que mejor ejemplo que este “hombre que ríe”. Al analizarlo pienso que el hombre que ríe simboliza al jefe, él creó a este hombre que ríe para de cierta manera desahogarse, contarle en forma de cuento al club de los Comanches, sus más íntimos secretos, sus emociones y sentimientos, para liberarse de la carga de utilizar una máscara toda su vida. Todo lo que le sucede al hombre que ríe es en realidad lo que el jefe atraviesa, si bien no es tal cual, de una manera implícita va contando su historia. Esto se ve reflejado de una forma más clara cuando su relación con Mary va en declive, cuando terminan, ahí el decide matar al hombre que ríe (refiriéndose claramente a lo que le sucede interiormente al jefe con esta situación), sin antes mostrar su cara y morir a rostro descubierto.


 

Análisis cuento "Viviendo según el cartel"

Viviendo según el cartel, es un cuento de Sam Shepard que nos relata la historia de un señor anónimo, puesto que no se revela su nombre solo se le conoce como señor y un cartel que vio fuera de una tienda de comida rápida el cual le llama en demasía la atención. Este cuento nos muestra más sobre nuestra realidad en donde lo inesperado y sorprendente que puede ser vivir se va perdiendo y dando paso a la rutina y camuflarse en nuestro alrededor. Comienza el cuento cuando un señor, quien nos va contando la historia, ve un cartel que lo inquieta y desea conocer a la persona quien escribió la frase que contiene este, la cual es “La vida es lo que te pasa mientras haces planes para otra cosa”, al estar dentro de la tienda de alitas picantes mira a su alrededor y nos describe con detalles lo que ve, a sus trabajadores ocupados, con la mirada fija en su trabajo, repitiendo a cada rato lo mismo, alienados con su trabajo. Al momento de realizar su pedido pregunta a la chica que lo atiende ¿quién fue el que escribió el cartel?, parece nadie saber quien fue, la chica hasta se molesta porque pregunta cosas que están fuera de lo normal y la hace perder tiempo atendiendo a otros, la hace ponerle mayor atención de lo acostumbrado en otras palabras se molesta porque la saca de su trabajo, le hace preguntas que no son parte del procedimiento de pedir comida rápida, a la que todos debemos estar acostumbrados o no somos parte de este mundo. Ante todo este alboroto de quien escribió el cartel y cuando ya se estaba perdiendo la esperanza de encontrar a la persona que lo escribió, se levanta otro trabajador, el cual atendía los pedidos telefónicos y dice sin vacilar “Yo escribí el cartel”, la joven que atendía al “señor” se sorprendió de que Dicky fuese el que escribiese el cartel y le pregunta que significa, la respuesta de Dicky fue me lo invente, que fue una idea que le llego a la cabeza y la escribió, sin pensar en un trasfondo mayor o un sentido más existencial. El señor insiste en preguntarle cómo fue que se le ocurrió esa inteligente frase, pero Dicky no presta mayor atención ni le da mucha importancia, sigue preocupado de su trabajo sin darle la cara al señor. Hasta que finalmente levanta la cabeza y el misterio es resuelto, tiene unos ojos dulces y asustados, no siendo capaz de mantener la mirada en el señor y desviándose a la cristalera, quizás porque no ha tenido que mirar a la cara a ningún cliente, eso no es parte del procedimiento tan institucionalizado de pedir comida rápida, y Dicky se sentía incomodo teniendo que salirse de sus labores y mirar a la cara a un cliente. Dicky comenzó a contar como se le ocurrió esa reflexión, sin dejar de sentirse un tanto incomodo y quizás temeroso, desviando la mirada a cualquier otra parte menos manteniéndola en el señor. Dicky al relatar como se le ocurrió la frase nos transporta a su exquisita imaginación, nos transporta a una historia de amor en donde la chica por la cual había ido hasta la cabaña no estaba. Dicky explica que miro por la ventana del local y se vio en colorado, rodeado de nieve, caminando hacia una cabaña en busca de la chica, la cual no estaba, se sintió decepcionado de haber realizado un viaje tan largo y sentirse solo, esa soledad que te carcome por dentro y te marea, nos relata la soledad que Dicky siente dentro de él, y que muchos al sucumbir en la rutina y en las actitudes aceptadas por nuestra sociedad vamos sintiendo, en donde el individualismo y la lucha por el poder nos van domando y haciéndonos perder nuestra gotita de ser personas, haciéndonos perder la magia y lo sorprendente de vivir. El señor después de oír la respuesta se sienta a comer finalmente sus alitas picantes mirando sigilosamente a su alredor, cuando Dicky se acerca a confesarle que él no escribió el cartel, que escucho esa reflexión de otro amigo, el cual le hace los piercing, el señor le hace ver que fue él quien lo escribió y que no desea conocer a su amigo, puesto que ya conoció a Dicky, quien trabajo arduo haciendo ese cartel, preocupándose de que no se manchase con el aceite de las alitas y de colgarlo donde todos pudieran verlo, Dicky al oír esto se va nuevamente a su puesto de trabajo. El señor sigue en lo suyo mirando todos los detalles de su alrededor, disfrutando de comer alitas picantes y disfrutando de vivir. En las últimas palabras del cuento se descubre que posiblemente el señor es un admirador de la vida y que desea vivirla al máximo, no dejando que se le escape nada o tan solo es un perdido que no sabe hacia dónde ir, ni qué hacer con esta, al decir que no sabe donde esta ni tampoco hacia donde quiere ir, puesto que no tiene planes. Para mí es más bien el primero, el señor representa lo que la mayoría algunas veces deseamos hacer y que por miedo y al estar acostumbrados a este sistema que nos devora no lo hacemos, el vivir plenamente, sin hacer planes, solo preocuparse del aquí y el ahora de nada más, abrir nuestras alas y dejarnos llevar por el viento, conocer lugares, personas, oler y sentir lo que es vivir sin apresurarnos en nada, tan solo disfrutar, como dice el cartel “La vida es lo que te pasa mientras haces planes para otra cosa”, por lo mismo atreverse a vivirla sin tener temor por el que dirán o ser vistos como un tiro al aire, pero a lo que solo los verdaderamente valientes y que nadan contra el sistema, contra nuestra sociedad se atreven.